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El Milagro de curarnos

El Milagro de curarnos

El milagro de curarnos  Por Fernando Callejón

En algún momento de nuestra vida, quizás no todos, pero sí la mayoría, sufrimos una enfermedad. El concepto que tenemos sobre ella no es un pensamiento más. Es una creencia, la de estar poseídos por una fuerza que no nos pertenece y que nos ataca. Si bien esta creencia es universal, no todos la vivimos de la misma forma. En occidente, ha sido reforzada por la presencia de un sistema médico que ha obtenido un gran poder que lo ha legalizado colectivamente.
El milagro de curarnos

Podemos decir que la enfermedad es un invento.
Como la luz eléctrica. La luz siempre existió pero lo que hizo el hombre fue poder manejarla y eso le dio poder. El malestar orgánico o emocional siempre existió pero lo que hizo la medicina fue clasificarlo y eso le dio poder. La creencia sobre la enfermedad no solo es la de una fuerza que nos ataca sino que a partir de esa clasificación, es la de una fuerza que un grupo de personas (los científicos-mé dicos) puede dominar. O por lo menos ostenta un saber sobre ella y puede ejercer influencia sobre su evolución.


Esta influencia ha crecido desproporcionadamen te en relación al saber. Actualmente las llamadas enfermedades son desmesuradamente influenciadas por la acción médica sin que haya un saber que sustente lógicamente esa influencia. Se actúa sobre ellas sabiendo muy poco sobre el origen de la enfermedad y mucho menos sobre el sentido de la misma.

Pensemos en un simple resfriado. Se atribuye a un virus pero no se lo combate a él sino al resfriado. Se lo trata de abortar. Se usan antihistamínicos para que las secreciones disminuyan y muchas veces antibióticos porque se habla de alergias bacterianas o complicaciones infecciosas imposibles de comprobar. Esta metodología que influencia el curso de la enfermedad se basa en la misma teoría que sostiene que el sol gira alrededor de la tierra; la observación superficial de un fenómeno sin preguntar nada sobre las características del objeto sobre el cual el fenómeno actúa. Si la física dependiera de los médicos, hoy seguiríamos creyendo que a la mañana el sol está en el este porque a la tarde giró alrededor nuestro.

Pensemos en un tumor. Un pedazo de carne que sobra. Los métodos médicos que influencian su destino se basan en la misma teoría de observación superficial y de ausencia de preguntas sobre las características del sujeto enfermo. El pedazo de carne está de más y hay que eliminarlo. Si no se puede con cirugía, se arrasa con drogas o radiaciones. Los físicos no manejan la medicina y los médicos terminan por creer que una resonancia magnética es una observación profunda. Se sigue observando el fenómeno y no la naturaleza ni el sentido del fenómeno.

Es así que ahora hay dos creencias: el malestar es una fuerza que viene de afuera y se puede influenciar sobre esa fuerza con un saber que se llama científico.

Volvamos al resfriado. Pensemos que quizás no es un virus el que lo produce (la fuerza externa) sino que es una de las formas que tiene el organismo de descargarse de una tensión que lleva demasiado tiempo acumulada. No hay fuerza externa. Los virus ya estaban y uno no se contagia de nadie sino que son ellos los que comandan esta forma de descargarse. Esto no significa que no haya virus extraños al organismo y éste intente rechazarlos porque no los reconoce. Los virus son cadenas de información y si traen una información extraña e irreconocible, el organismo se niega a aceptarla y se produce el rechazo de la misma. Pero esto no es lo que ocurre en un resfriado común. Allí hay problemas territoriales y las mucosas se inflaman para obstruir las narinas y no respirar el mismo aire que el enemigo. Los bronquios expulsan moco para escupir al invasor. Los músculos duelen para retirarse de la lucha. Y allí los virus son excelentes colaboradores para generar este estado inflamatorio que si bien es molesto, logra que el ser vivo se aísle y recupere su bienestar. La medicina en lugar de entender esto, ataca los síntomas para que el sujeto vuelva a la cadena de producción lo más pronto posible. Los médicos se comportan como aliados de un poder que exige productividad sin interesarse por la verdadera recuperación del cuerpo enfermo. El paradigma del agente externo como causa siempre presente de la enfermedad sirve a los mismos fines. Si hay un agente externo debe haber un poder que lo pueda combatir. Y ese poder es la científica  medicina.

Quizás si esto hubiera quedado allí, tendríamos esperanzas de salir de esa trampa. Pero lamentablemente, la influencia de la acción médica sin un saber lógico que la sustente, generó tantos nuevos saberes vacíos, que estamos atrapados en una red que se retroalimenta de otras disciplinas y de otros saberes. La religión, la filosofía, la psicología, aportan nuevos saberes a esta interminable creencia de la enfermedad como fuerza externa y a la existencia de un grupo que tiene un saber sobre ella.

Escuchamos conceptos que parecen valiosos: -Debemos aceptar la enfermedad si vamos a luchar contra ella.- -La enfermedad es poderosa pero más poderosa es la salud-. -La salud es el silencio de los órganos-. -La enfermedad es un mal que debemos saber combatir-. ¿Quién podría negar el valor de esas frases?. Sin embargo, no sirven de nada. Son saberes que se basan en una creencia vacía. Y no porque no se pueda defender esa creencia. Sino porque ya no sirve más.

En este contexto, nos han quitado la libertad de elegir. En la historia de la humanidad, siempre hubo bandos, romanos y griegos, árabes y españoles, buenos y malos, perversos y normales, nazis y judíos. El ser humano podía optar, aún cuando esa opción fuera equivocada. Ahora es imposible elegir ya que se trata de nosotros o los virus, enemigos invisibles que destruyen a todos, sin excepción. Las organizaciones mundiales encargadas de la salud avisan que futuras pandemias son inevitables y elaboran mapas con colores cada vez más intensos y tenebrosos. La humanidad toda enfrenta al enemigo invisible y no hay opción. Por primera vez, en cientos de años, se está tomando conciencia que no es la tierra la que está en peligro sino esta especie que se ha creído excepcional y que ahora viene a enterarse que su desaparición es posible. La génesis de Adán y Eva ya no calma los temores de una especie que ha inventado el concepto de enfermedad y ahora el concepto en sí mismo la está arrasando. La fuerza externa que nos viene a destruir supera ampliamente el saber autorizado del grupo de personas que la combate. El concepto se escapó de las manos y tiene vida propia. La gente ya no se muere de la enfermedad sino del miedo que el concepto inventado le genera. El miedo no da tiempo a que la enfermedad actúe y nos mate ya que crea por sí mismo una realidad mortal. Así lo relata el cuento sufí:

-Un sabio sentado en la cumbre de una montaña, ve pasar una sombra y pregunta: ¿Quién eres?. La sombra le contesta -Soy la peste-. ¿Adonde te diriges? -A matar mil personas de ese poblado-. Bueno, ve y mata. A los pocos días, el sabio se encuentra con un hombre y le pregunta ¿De donde vienes? - Huyo de aquel poblado que ha sido atacado por la peste y ha matado treinta mil personas- Bueno, ve y huye. A las pocas horas, vuelve a pasar la sombra y el sabio lo detiene. Oye tú, me has engañado, dijiste que matarías mil personas y has matado treinta mil. ¿Porqué?. La peste le responde- No es cierto, yo solo maté mil personas, el resto, murió de miedo.-

Como médico he presenciado muchas veces el fenómeno de una persona que en pleno estado de salud y por hallazgos casuales (pruebas de rutina o un médico demasiado inquisidor) ha sido diagnosticada de un tumor en hígado, pulmón o mama. A los pocos días de ese hallazgo, el estado de salud había empeorado dramáticamente. He visto a algunas personas morir en poco tiempo luego del diagnóstico. Eso es miedo, no es cáncer. Ese es el concepto que se le ha escapado de las manos al grupo de científicos que ostenta el supuesto saber de la enfermedad. Y ese concepto se ha desbordado y ha creado una realidad autónoma entre otras cosas, porque se ha colectivizado. Se ha vuelto un saber popular. ¿Quien no ha escuchado alguna de las siguientes frases?: -El cáncer de páncreas, cuando te lo diagnostican ya es demasiado tarde-; -la quimioterapia te mata las células malas pero también las buenas-; -yo sé que me voy a morir, lo que no quiero es sufrir-; -nunca conocí a nadie que se salvara-; -la enfermedad avanza-; -hay que hacer algo- y tantas otras. El saber colectivo sobre la enfermedad no se diferencia mucho del saber de los médicos, muchos de los cuales jamás se harían (y lo dicen públicamente) el tratamiento que le indican a los pacientes.

Actualmente se escuchan muchas voces que cuestionan este concepto de la enfermedad pero la mayor parte de las veces son ignoradas, reprimidas o tergiversadas.

Es en este contexto que debemos dejar de pensar en nuevos instrumentos contra la enfermedad para comenzar a pensar en un nuevo concepto de la enfermedad. Se gastan miles de millones de dólares en investigar y producir drogas cada vez más nocivas para la salud de la humanidad y no cesan de aparecer variantes de la misma enfermedad que no responden a esas drogas o las llamadas nuevas enfermedades sobre las que ni siquiera se tiene alguna droga con la que experimentar.

La ciencia se nota perdida y actúa sin lógica. Solo intenta sacarse de encima un problema inmediato sin pensar en las implicancia futuras de su proceder. No interactúa con el resto de la sociedad que mira azorada la injusticia del poder del que participa. El gobierno que invierte doscientos mil millones de dólares anuales en productos farmacéuticos es el mismo que gasta tres millones de dólares por minuto en armas, mientras deja morir quince niños de hambre en esa misma cantidad de tiempo. La ciencia médica usa el mismo presupuesto manchado de sangre e injusticia. Y en esa confusión trata a los virus con la misma filosofía del gobierno que la sustenta: usa armas mortales.

Es justamente ese nuevo concepto de la enfermedad, el que nos va a permitir salir del atolladero en el que el viejo concepto nos ha metido. Si luchamos contra la enfermedad, luchamos contra el mensaje que pretende curarnos. Cuando una mujer se nota un bulto en la mama, debe parar toda actividad y preguntarse qué le viene a decir ese bulto. Y si no lo sabe, debe recurrir a alguien que la ayude a interpretar ese mensaje. No debe salir corriendo en busca de ese personaje que detenta un saber sobre la enfermedad porque eso la cristaliza en el viejo concepto. Y a partir de allí, solo puede esperar que se instale una guerra en su cuerpo. Y el bulto no vino a declarar la guerra sino a evitarla. Y no es que no debe hacer nada o curarse psicológicamente. Debe instalar la paz en su vida porque el bulto así se lo está exigiendo. Y eso no es poco pero es mucho más de lo que la medicina pretende con su viejo concepto de instalar una guerra entre el cuerpo de esa mujer y-.el cuerpo de esa mujer.

Los poseedores del saber sobre la enfermedad se escandalizará n ante semejante propuesta. -¡No hay tiempo que perder!; ¡Si no actuamos ahora, su vida corre peligro!- Y comenzarán a citar estadísticas no solo fraudulentas sino aterradoras. Algunos optarán por hablar de los adelantos de la ciencia y nos citarán con absoluta seriedad, los anticuerpos monoclonales, los hibridomas y la fusión entre los linfocitos B y los tumores. Suenan orgullosos de saber tanto. Y es un saber vacío porque es eficaz contra el único mensaje que pretende curarnos. Pero además es un saber corrupto, montado en la sangre de millones de seres humanos, que en lugar de salvar sus vidas, las pierden definitivamente.

No es una lucha entre los que saben y los que no sabemos. Es una lucha entre dos conceptos; el de una humanidad que se destruye a sí misma y el de una humanidad que pretende sobrevivir.

La mujer del bulto en la mama deberá elegir y optar por quimioterapia, radioterapia y cirugía y así seguir avivando el viejo concepto que nos está destruyendo o podrá hacer un verdadero cambio en su vida y dejar de sufrir por su hija que la ignora o por su esposo al que no ama. En ese cambio, habrá entendido el mensaje de ese bulto que viene a decirle: -¡No pongas más el pecho!; ¡Deja de ser madre y acepta ser mujer!; ¡Libérate de ese hombre al que no amas!-

-¿Pero quien me da las garantías de que el bulto no crecerá o que sus células se irán a mi cerebro o a mis huesos?-, dirá la mujer envuelta en las informaciones científicas pero a la vez en la realidad de conocer a tanta gente que sigue ese camino. -Nadie-se le responde-absolutame nte nadie-. Desde el viejo concepto (la enfermedad como fuerza que nos destruye), se le citarán estadísticas sobre lo que le podría pasar si no hace lo que el grupo que sabe le dice que haga. Desde el nuevo concepto (la enfermedad como mensaje para sobrevivir), se le pedirá confianza en que si hace los cambios que debe hacer, se curará. No parece ser muy interesante la opción.

Es así que la mayor parte de la gente opta por intentar hacer las dos cosas o parte de ellas o casi ninguna de ellas. O lo que sucede con frecuencia, opta por el viejo concepto y cuando ya no obtiene respuesta de él, se vuelca al nuevo concepto. ¡Cuánto miedo!

Filosóficamente, cualquiera de estas opciones viola uno de los principios en los que se funda la realidad, el de la no contradicción: -Una cosa no puede ser y no ser a la vez-. Llamativamente, buena parte de los médicos del viejo concepto están apoyando estas opciones como si con ello colaboraran con la salud del paciente.

Sin embargo, esa es la realidad. El psicoterapeuta Mario Litmanovich dice claramente -¡Necesitamos médicos sin miedo!; esa es la única manera de salir del atolladero-. Creo también que necesitamos pacientes sin miedo.

Es desde este lugar que proponemos el milagro de la curación. Milagro viene del latín y su origen es asombrarse. Curación proviene de cuidado. De eso se trata. El asombro de cuidarnos. De protegernos, de no quedarnos solos y sentir miedo. Allí aparece el asombro. Todos estamos entrelazados y somos la humanidad. No somos el paciente enfermo. Somos la humanidad enferma. Y entonces aparece el cuidado. La necesidad de tratarnos como almas, no como cáscaras.

El médico alemán Hamer repetía en sus seminarios una presentación que siempre culminaba con una frase: -Necesitamos médicos de manos calientes que hagan de la medicina un acto sagrado-. Allí estaba el centro de su propuesta. Sagrado siempre es citado como originado en sacrificar pero el sacre es un ave de rapiña. Y así se llamaba al halcón en épocas antiguas. Un ave sagrada cuyas uñas retorcidas le permiten sobrevivir hasta que madura y se vuelven inútiles. Allí debe tomar la decisión de arrancárselas con el pico si pretende sobrevivir. Si lo hace, vive una nueva vida, una nueva oportunidad de ser joven y sagrado.

El milagro de curarnos es eso. Volver a nacer fuera de nuestros roles y percibirnos como almas que se relacionan con almas. Dejar de ser hijos, esposos, madres, padres, médicos, abogados, exitosos, fracasados o perversos. Y renacer como almas con cuerpos que son usados, no descuidados.

Para ello, estamos acá. No para descubrir vacunas sino para tomar conciencia.

De lo que somos y hacia donde vamos

El poder de la mente

¿Sabremos realmente pedir?

¿Sabremos realmente pedir?

Hola, nuevamente un año calendario más esta por cerrarse, tiempo que invita a hacer recuentos de los logros ó quizá de lo que dejamos de hacer, pero seamos optimistas y un año esta por comenzar y ahora sí lograremos los propositos de año nuevo.

¿les parece esta situación familiar? La verdad creo que esto sucede cada año.

¿Porqué se repiten una y otra vez estas situaciones?. ¿Porque si de verdad estamos convencidos de hacer una mejora en nuestras vidas, de lo que sea, se queda la intención las más de las veces en el camino? ¿Que falta para que toda persona en su sano juicio obtenga la felicidad, salud y abundancia que merece?

Creo que es necesario subir de nivel esta refelxión y para ello me pregunto:

¿sabremos realmente pedir?

Y la respuesta de la inmesa mayoría es NO. No porque haya requisito ó elegidos, claro que no, simplemente no hemos entendido la manera correcta de pedir. Me parece que hay que comenzar por preguntarnos: ¿Quien soy? ¿Quien sientes que eres? ¿Que sientes que eres? Estas respuestas son clave, porque lo que crees que eres, es lo que has estado pidiendo, y por lo tanto lo que has estado recibiendo. Me he encontrado conferenciartes que por lucirse abusan de hacer la pregunta ¿quién eres? Mmmm.... - soy ingeniero. No, no te pregunte que estudiaste. - Soy padre de dos hijos. -No te pregunte si tenias descendencia,. - Soy administrador de un Comité de Sanidad. - No te pregunte como te ganas la vida. - Soy un apersona que ayuda a otros. -No pregunte como calmas tu conciencia. - Soy una persona en busca de la verdad. - No pregunte como tratas de explicar tú existencia, ........... y así se podría continuar cmo si pareciera que no hay respuesta correcta. Pero si la hay la respuesta correcta!!!! Cuesta trabajo ponerle palabras y expresarla, la respuesta de quienes somos, la tiene cada uno de nosotros y es valida sinplemente por ser nuestra. La estamos mandando al Universo continuamente dia y noche las 24 horas de cada día de manera conciente e inconciente más de esta última forma. Y enviamos el mensaje de manera energética con "nuestra verdad", la verdad de lo que cada uno de nosotros cree y siente que es. Esta es la respuesta verdadera a la pregunta ¿quién eres? La contiene las emociones, creencias y pensamientos que nos dicen lo que somos en este bendito Universo. Nosotros le ponemos los límites de lo creíble de nuestra vida. Si crees que puedes, puedes. Ysi lo queires aún mas claro, Si aún no lo tienes claro la respuesta de ¿quien eres? te voy a dar una pista: Ve lo que tienes en tu vida material y relación con tu ambiente y eso es lo que que con certeza has pedido por estar en sincronía con lo que has definido quién eres. Si te sientes solo, pues entonces soledad vas a tener. SI te sientes pobre, pobreza vas a tener, aunque pidas lo que pidas. Más de uno se preguntará: ¿porqué si siempre estoy pensando en dinero, nunca tengo dinero? Porque tu manifestación de quién eres habla de carencia y por lo tanto, recibes más de esto. El Universo percibe lo que sientes con certeza y hay para este caso más certeza en la carencia que en el merecimiento de recibir y tener. No se ha materializado tus peticiones porque los limites de las peticiones las hemos generado nosotros mismos. No somos merecedores del todo, pedimos con temor, duda. Es una enseñanza y progrmacion que hay que cambiar. Entonce vale la pena antes de pedir reflexionar: ¿que hay de mi mismo que con mucha certeza he estado pidiendo conciente ó inconcientemente? Aquí entonces tenemos la primera clave: Necesitas ser conciente de quien eres para poder cambiar el concepto de merecimiento de ti mismo y pueda estar en sincronía con tus peticiones a fin de que sean cumplidas. La menetablemente por cuestiones de aprendizaje mucha gente vive debido a su ego un proceso de victimismo, el cuál lleva a la persona a estar cargando un pesar por la vida por lo que no ha recibido, ó dejado de recibir. Para bien o para mal el pasado se fue y sigue vivo en nuestra mente y emoción con la energía que le damos. Segunda clave: "Necesitamos abrir nuestra conciencia a una creencia de merecimiento". Vaya que una gran parte de la sociedad y a veces de la familia se ha empeñado en hacernos sentir que no merecemos. ........... Y muchos se lo han creído. Están castrados emocionalmente a merecer. Despertar la conciencia para poder cambiar las experiencias que tengo programadas, por lo tanto es vital cambiar concientemente nuestras creencias pensamientos y emociones limitantes para cambiar nuestras vidas, entocnes aquello que tu sientas de tí, es lo que vas a vivir. Tercera clave: Eres polvo de estrellas con un toque de luz del creador, declara quien eres y reclarama tu herencia. Eres parte de la creación maravillosa, eres un ser de luz viviendo una expriencia terrena, eres parte de la Unidad, en la medida que recuerdes quién de verdad eres, te darás cuenta que mereces TODO lo mejor del Universo y por falta de este reconocimiento solo has estado pidiendo y aceptando rebajas de abundancia debido a una logica sincronía con lo que crees de tí. De mucha gente que conzoco a excepción de tres de ellas, todos tenemos problemas de aceptarnos, querernos y valorarnos a nosotros mismos. Urge que a través del propio reconocimiento nos reconciliemos y mejorar la relación con nosotros mismos. Aprender a querenos ha sido la gran lección faltante. Cuarta clave. No preguntes cómo, cuando ni por dónde te será concedido. Una de las trampas es preguntarse el como de que manera y cuando como es el ambito de tu ego. no del espiritu. Los canales de Dios para que seamos abundantes son infinitos pero somos tan arrogantes que neceamos por donde queremos recibirla. Piensa en pedir sacarte la lotería: Es solo un ganador de 40,000 y los otros 39,999 también compraron su número para sacarse la lotería, así es que vaya aprieto del Universo cumplirle a todos. Deja que llegue por donde el Universo juzgue conveniente. La idea que des por cierta es suficiente al Universo para concederla y generará las circnstancias para hacertelo llegar generando las condicones. Necesitamos aprender a pedir sin miedos, sin necesidad, sin emociones ocultas, sin inmiscuirnos en vida de otros. porque entonces no se va a conceder. El mundo real es que no vemos pero lo estamos activando constantemente con nuestros pensamientos y emociones, el mundo real es el que nos sustenta, nos alimenta y esta constantemente creando nuestras circunstancias, seria importante entonces pensar en cambiar nuestros pensamientos y enociones viejas que digamos ya cumpliaron su función, para darle pespacio y energía a lo nuevo. Gregg Braden en su magnífico libro "La profesia e Isaias" Dice que la manera perdida de orar de los Escenios era orar con mente y emoción en sincronía, la repetición sin sentido de oraciones ó mantras, el deseo y la petición sin emoción no conducen a nada. Si quieres abundancia y eso incluye no solo cosas materiales sino también, salud, sabiduria, paz interior, visa social, familiar y espiritualidad , piensay sientete abundante con mucha certeza de merecerlo y deja que el Universo pague las facturas. EL Universo esta para servirnos y te dara la abundancia y la manera de hacerlo llegar de aquello que con certeza nos creemos merecer. No se confundan en la petición, como ejemplo la persona que desea un nuevo auto de lujo no porque necesite un auto de lujo, sino porque piensa que con este auto sentirá admirado socialmente, entonces la petición no debe ser por el auto sino por llenar ese vació en su vida. No se trata de encontrar el pensamiento sino los generadores de este pensamiento es cuando descubres que lo genra y entonces lo puedes cambiar. Haz lo que quieras, pide lo que quieras pero no pierdas de vista lo importante que es la emción del "porqué" atras de lo que pides. Quinta y última clave: Eres responsable de tu vida, acepta que eres el creador de la realidad que vives. Si no te gusta lo que haz creado tienes el poder de cambiarlo. Espero que esta reflexión nos permita a todos comenzar un nuevo año con nuevas creencias y emociones de nosotros mismos que traigan a nuestra vida todo lo que merecemos para que de verdad podamos: Celebrar la vida

Articulo escrito por Juan Carlos Fernández

“Todos es posible para quien cree”

“Todos es posible para quien cree”

Notas de mis lecturas del libro de annie rix militz

 

“Todos es posible para quien cree”

 

Ellos le preguntaron:


        — ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?

        Jesús les respondió:

        —Ésta es la obra de Dios: que creáis en quien Él ha enviado.

Establezca sus pensamientos en una dirección determinada; hacer que su mente tenga pensamientos que crean en todo lo bueno como posible. Eso es todo lo que es necesario para aumentar nuestra creencias, para extender los límites de lo que creemos que es posible. Todo lo que somos ahora es el resultado de nuestra fe; cada acción y palabra, reflejo de lo que hemos estado creyendo, y ahora se guarda en la mente.

Los poderes de tus creencias se ejercen en tres formas: pensando, hablando, haciendo. El pensamiento es el poder causal, palabras y acciones son el fruto de tu pensar.

Pero si estás dudando en tu corazón en cuanto a si Dios quiere que usted deba recibir, entonces sí que no va a recibir. No tenga ninguna duda en su mente de la disposición de Dios para darle cualquier cosa buena que usted dese.

"Porque de cierto os digo, Que cualquiera que dijere a esta montaña: Quítate y échate al mar; y no  dude en su corazón pero cree que esas cosas que dice sucederá; él tendrá todo aquello que dice."

Nuestra fe debe ser tal que no puede ser movida por las apariencias, y debe persistir cuando las imposibilidades nos enfrentan. ("Señor, creo; ayuda aquellos en la incredulidad"

Es nuestra oración, y significa, poner lejos de nosotros la duda, toda la desconfianza, el desánimo, y establecernos  en la creencia de la presencia de todo bien.

Nunca dejemos de orar, nunca dejemos de creer en la posibilidad de tener lo que deseamos.

"Aumenta nuestra fe".   "Aumentar nuestras creencias en la posibilidad de todas las cosas buenas que ahora manifiesta. Rompe los límites de nuestra creencia. No importa cuán grande nuestra fe puede parecer ser, que sea mayor, y luego ver que nuestras palabras y acciones son coherentes con lo que estamos decididos a creer. Todas las cosas son posibles para el que cree.